domingo, 11 de septiembre de 2011

Desvarios I:Principio de relato

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A quién le importa la clase cuando puedes comprarla, a quién le importa la moda cuando tu eres quién la dicta, a quién le importa el amor si todos te quieren, a quién le importa una estúpida fiesta. Claro eso normalmente no me importaría si no estuviera pérdida, dónde estoy o dónde está mi pasaporte son cosas que me gustaría saber ahora mismo pero no, yo como increíble idiota no recuerdo nada después de que posiblemente ayer si no he estado inconsciente más tiempo celebrará mi 18 cumpleaños, lo que si recuerdo es que fue una fiesta tremenda.

Recapitulemos, estoy sentada en la acera con unos vaqueros de Marc Jacobs que no son míos, una camiseta de I love Germany que tampoco es mía y sigo llevando ropa interior. Debo de estar en algún país de esos perdidos por el centro de Europa dónde mi hermano alguna vez caza ciervos o cosas de esas, en estos momentos lamento no haber estudiado Geografía, aunque lo que hice en su lugar fue mucho más divertido. Tengo todavía 300 euros en mi cartera, conservo el bolso aunque no hay nada en el salvo un número de teléfono.

domingo, 21 de agosto de 2011

Relato Noche en el cementerio

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 Nunca pensé que accedería a pasar una noche en el cementerio, supongo que mi orgullo me impedía quedarme en casa mientras los demás pasaban lo que se suponía que iba a ser una horripilante noche en el cementerio. No la verdad el ser orgullosa me acarreaba numerosos problemas, pero la verdad no me importaba demasiado, porque si era orgullosa era para impresionar. No era culpa mía que Nacho hubiera decidido cambiar de un año para otro y pasar de ser increíblemente aburrido e incluso cortado a ser increíblemente atractivo,amable,considerado...no era culpa mía, lo conocía desde la infancia pero nunca lo había visto de ese modo debían ser sin duda las hormonas.

Un extraño ruido me sacó de mi nubecita de felicidad adolescente, provenía de detrás de una lápida que estaba cerca de nuestra improvisada hoguera.

-¿Habéis oído eso?-dije intentando sonar menos asustada de lo que en realidad estaba

-Bah, será algún gato-dijo Nacho con bastante desdén sacudiendo levemente su flequillo de color castaño que parecía bastante más claro de lo que era en realidad debido a su próximidad con la hoguera.

-No intentes meternos miedo Marta, sabemos perfectamente que te gusta gastarnos bromas-dijo Miriam cuya rizada cabellera hasta ahora amable y jovial a mis ojos se había tornado peligrosa y siniestra bajo la luz de la luna.

Intenté mirar al suelo haciendo caso omiso a los demás , mirando fijamente a mis converse bastante húmedas ya por la humedad, debería haberme traído otro calzado pero la verdad no acepté el hecho de pasar la noche en el cementerio hasta que montamos la tienda de campaña en una pequeña colina que sobresalía levemente del paisaje llano del resto del cementerio. En la colina tan sólo había tres lápidas, las tres pertenecientes a la misma familia, quién sabe porque dejaron esta vida aquellas tres personas, pero sin duda la dejaron estando en muy buena posición económica dada la calidad y estado de las lápidas. El apellido común que rezaba en ellas era Craig, Mary Craig, Helena Craig y Peter Craig, fecha 31 de Octubre de 1678.

-Marta, ¿Estás bien estás algo blanca?-dijo Nacho con su habitual amabilidad mirandome fijamente con sus profundos ojos marrones-¿Tienes frío? ¿Quieres que te pase la manta?

-Ehh estoy bien, supongo que tengo algo de frío-mi mirada estaba totalmente perdida sentía como si un frío se estuviera apoderando lentamente de mi cuerpo, aunque supongo que era normal ya eran casi las once en un fría noche de invierno en el cementerio, era normal tener frío

Nacho me paso amablemente la manta, con la que me cubrí completamente. La manta era muy grande aunque no sabría decir si era suave o rugosa, lo importante es que me daba calor.

La hoguera seguía calentando las nubes, no podía esperar a que se hicieran del todo, había cenado hace solo unas horas pero el miedo me daba hambre además todos teníamos demasiado sueño, no queríamos hablar, no queríamos decir nada, tan solo queríamos comer aquellos dulces y meternos en la tienda para pasar una noche agradable y supuestamente muy emocionante y escalofriante. Pero tenía demasiado sueño para resistir y lo último que recuerdo es la agradable sonrisa de Miriam ofreciendome una suave y esponjosa nube.

***

Desperté en un suelo muy duro, no se parecía para nada al esponjoso pero húmedo cesped del cementerio. Mi ropa me pesaba horrores, no recordaba que una sudadera, una camiseta, mis vaqueros y mi habitual chaquetón pesaran tanto. Entonces enfoque bien la imagen y comprobé que no me encontraba en el cementerio, estaba en el suelo del salón de una casa muy lujosa. Las paredes decoradas con un cuidado papel, los muebles en caoba, las estatuas de mármol, no era el tipo de casa que uno se encontraba todos los días.

Traté de levantarme, quería tocar y probar el fabuloso sofá de aire regio, aunque como cabía esperar mi torpe za hizo acto de presencia y me caí, tropezando con un suntuoso vestido propio de una duquesa.

-¿Se encuentra bien? Señorita Craig-dijo mi mayordomo, espera...¡Mi mayordomo!-Le prepararé el té.


 Nunca pensé que accedería a pasar una noche en el cementerio, supongo que mi orgullo me impedía quedarme en casa mientras los demás pasaban lo que se suponía que iba a ser una horripilante noche en el cementerio. No la verdad el ser orgullosa me acarreaba numerosos problemas, pero la verdad no me importaba demasiado, porque si era orgullosa era para impresionar. No era culpa mía que Nacho hubiera decidido cambiar de un año para otro y pasar de ser increíblemente aburrido e incluso cortado a ser increíblemente atractivo,amable,considerado...no era culpa mía, lo conocía desde la infancia pero nunca lo había visto de ese modo debían ser sin duda las hormonas.

Un extraño ruido me sacó de mi nubecita de felicidad adolescente, provenía de detrás de una lápida que estaba cerca de nuestra improvisada hoguera.

-¿Habéis oído eso?-dije intentando sonar menos asustada de lo que en realidad estaba

-Bah, será algún gato-dijo Nacho con bastante desdén sacudiendo levemente su flequillo de color castaño que parecía bastante más claro de lo que era en realidad debido a su próximidad con la hoguera.

-No intentes meternos miedo Marta, sabemos perfectamente que te gusta gastarnos bromas-dijo Miriam cuya rizada cabellera hasta ahora amable y jovial a mis ojos se había tornado peligrosa y siniestra bajo la luz de la luna.

Intenté mirar al suelo haciendo caso omiso a los demás , mirando fijamente a mis converse bastante húmedas ya por la humedad, debería haberme traído otro calzado pero la verdad no acepté el hecho de pasar la noche en el cementerio hasta que montamos la tienda de campaña en una pequeña colina que sobresalía levemente del paisaje llano del resto del cementerio. En la colina tan sólo había tres lápidas, las tres pertenecientes a la misma familia, quién sabe porque dejaron esta vida aquellas tres personas, pero sin duda la dejaron estando en muy buena posición económica dada la calidad y estado de las lápidas. El apellido común que rezaba en ellas era Craig, Mary Craig, Helena Craig y Peter Craig, fecha 31 de Octubre de 1678.

-Marta, ¿Estás bien estás algo blanca?-dijo Nacho con su habitual amabilidad mirandome fijamente con sus profundos ojos marrones-¿Tienes frío? ¿Quieres que te pase la manta?

-Ehh estoy bien, supongo que tengo algo de frío-mi mirada estaba totalmente perdida sentía como si un frío se estuviera apoderando lentamente de mi cuerpo, aunque supongo que era normal ya eran casi las once en un fría noche de invierno en el cementerio, era normal tener frío

Nacho me paso amablemente la manta, con la que me cubrí completamente. La manta era muy grande aunque no sabría decir si era suave o rugosa, lo importante es que me daba calor.

La hoguera seguía calentando las nubes, no podía esperar a que se hicieran del todo, había cenado hace solo unas horas pero el miedo me daba hambre además todos teníamos demasiado sueño, no queríamos hablar, no queríamos decir nada, tan solo queríamos comer aquellos dulces y meternos en la tienda para pasar una noche agradable y supuestamente muy emocionante y escalofriante. Pero tenía demasiado sueño para resistir y lo último que recuerdo es la agradable sonrisa de Miriam ofreciendome una suave y esponjosa nube.

***

Desperté en un suelo muy duro, no se parecía para nada al esponjoso pero húmedo cesped del cementerio. Mi ropa me pesaba horrores, no recordaba que una sudadera, una camiseta, mis vaqueros y mi habitual chaquetón pesaran tanto. Entonces enfoque bien la imagen y comprobé que no me encontraba en el cementerio, estaba en el suelo del salón de una casa muy lujosa. Las paredes decoradas con un cuidado papel, los muebles en caoba, las estatuas de mármol, no era el tipo de casa que uno se encontraba todos los días.

Traté de levantarme, quería tocar y probar el fabuloso sofá de aire regio, aunque como cabía esperar mi torpe za hizo acto de presencia y me caí, tropezando con un suntuoso vestido propio de una duquesa.

-¿Se encuentra bien? Señorita Craig-dijo mi mayordomo, espera...¡Mi mayordomo!-Le prepararé el té.

Relato: Besos de Chocolate

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En aquel parque, paralelo de la retina en perspectiva visual de los seres vivos, el cálido sol se escondía con regocijo. Los columpios se balanceaban levemente por la suave brisa mientras una chica castaña de ojos marrones disfrutaba del vaivén mecedor de éste, al igual que un pequeño libro que descasaba sobre el balancín contiguo. 

Por el camino que daba al parque, se divisó a un chico vestido de uniforme escolar, el cabello negro de éste ondeaba con júbilo. 

—Pensé que no ibas a venir a buscarme—dijo la chica mirando fijamente los ojos negros del recién llegado. 

—Y yo pensé que tenías que regalarme un chocolate—le contrarrestó, observando con diversión lo desaliñada que se encontraba ella. 

—Lo he intentado…—con disimulo le echó un vistazo al libro—, pero se escapa a mi compresión —cedió a la sinceridad. 

Él, sin pensarlo, se acercó al columpio para coger el libro que ahí descansaba. 

—"Cómo hacer chocolate de San Valentín para principiantes" –sonrió de medio lado, entretenido. —Interesante lectura, sin embargo te sería más útil si lo leyeras en la cocina. 

La chica se sonrojó, no obstante el rubor se intensificó cuando él le revolvió las finas hebras de su cuero cabelludo en un acto juguetón. 

—Además, por la harina de tu pelo, es obvio que lo intentaste. 

—Claro, es cierto —no le quedaba más que aceptar la verdad, aunque se avergonzada de sus pésimos dotes fallidos en la cocina. No había fracaso una vez, sino que tres veces consecutivas, era un verdadero fiasco… 

Hubo un minuto de silencio antes de que hablara una vez más, si bien no había podido hacer la chocolatina, el tener la intención de darle una de éstas permanecía latente. 

—Aún así, yo… Yo te compré una chocolatina para que no te quedaras sin chocolate —se mordió el interior de la mejilla, rogando para que él no la creyese una idiota desesperada. 

A continuación, y haciendo caso omiso de la vergüenza, metió la mano en un bolsillo lateral de la chaqueta de su uniforme para buscar la chocolatina que había adquirido. Demoró. 

Por otro lado, el chico miraba algo sorprendido la escena, no por el hecho de que ella le haya comprado aquel confite, sino que por lo adorable que se veía ella a pesar del pelo despeinado y lleno de harina, y de las manchas en su oscuro uniforme escolar... Sí, recién había notado lo inconmensurablemente hermosa que era -y se veía- ella. 

—Toma —sonrojada se dispuso a entregarle la pequeña chocolatina a base de cacao y leche. —Es lo mejor que te pude comprar —se mordió el labio inferior, nerviosa. 

El chico la miró emocionado. Con agradecimiento recogió el chocolate. En realidad nunca había conocido alguien que se preocupara tanto por él. 

Las mejillas se le tiñeron de rosa en un segundo, y anonadado se quedó con la chocolatina entre los dedos. 

Sólo para no parecer un bobo pasmado, habló. 

—Sabes que no me gusta el dulce —dijo lo primero que se le fue a la cabeza, y era cierto, no le gusta el chocolate. 

Ella se sintió triste y estúpida apenas esas palabras llegaron a sus oídos. Ni siquiera se había acordado que a él no le gustaba el chocolate, ¿cómo pudo olvidarlo…? 

Respiró profundo, sintiéndose absurda. 

—Sí, lo sé… —hizo una pausa antes de agregar una disculpa. —Lo siento… 

A él se le derritió el alma cuando la escuchó. 

En un acto completamente involuntario, abrió la chocolatina ante el asombro de la chica que lo miraba interrogante. Sin saber cómo ni por qué, se acercó a ella, la incorporó y la atrajo hacia su pecho para contactar sus labios a los de ella. 

El raciocinio estaba dormido, por lo que la impulsividad tomó el control de sus actos. 

El beso lo sumió, y no hubo arrepentimiento, pues fue dulce, suave y cálido, sin duda apasionante. La mezcla de los sabores fue maravillosa. 

Ella, todavía absorta, no podía creer lo que estaba pasando. Él la estaba besando… ¡La estaba besando! Por Dios, era increíble, más aún por la incandescencia transmitida por el beso que aumentaba por el intenso sabor conjugado del chocolate que recorría su boca, delicioso… Pronto, y sin más, se relajó y consintió que el beso la atrapara. 

Dejando caer al suelo el libro de cocina, el chico guardó en su bolsillo la chocolatina para dedicarse sólo a besarla, todo lo realizado lo hizo sin dejar por un momento el contacto entre ambos labios. 

Segundos más tarde el beso terminó. Ambos se miraron tiernamente con el dulce sabor de chocolate en sus labios, permaneciendo como un hormigueo único y constante. El rubor de sus mejillas todavía visible, delató el gusto recíproco de ellos y, sin decir palabra alguna, se transmitieron a través de los reflejos de las pupilas dilatadas cuánto sentía el uno por el otro. 

—Es cierto que no me gustan los dulces—dijo el chico cuando volvió a la realidad. 

Ella le sonrió tierna dedicándole esa respuesta insonora. 

—Pero… —la miró con intensidad, plasmando una expresión seria en el rostro. 

La sonrisa de la chica desapareció al observarlo. 

—El único dulce que me gusta son tus labios. 

La chica se ruborizó a extremos no conocidos por la gama de rojos. 

El alma le había vuelto al cuerpo, casi había creído que él se había desilusionado de sus besos. Menos mal que no... 

—Todavía no se ha acabado el día… —se atrevió a decir ella luego de sopesar el aumento repentino de la frecuencia cardiaca. El piropo recién dicho le había provocado taquicardia. —Aún podemos ir al cine si nos damos prisa… 

—Si —afirmó, embriagado por el aura que tenía el aire del amanecer—¿Qué película te gustaría ver? 

—Algo de acción estaría bien, ya hemos tenido suficiente dulce por todo el año… —habló tímida, casi sintiéndose tonta por escucharse a sí misma tan cursi. 

Él soltó una carcajada sincera. 

—Claro, pero antes deberías ir a cambiarte —mencionó recordando el revuelto atuendo de la chica. 

—Ehhh, sí… —ni siquiera se había notado tan desprolija. Saliendo de sus pensamientos, exclamó —¡Vamos! 

Enlazó su mano a la de él y juntos se fueron alejando del parque, acompañados por la brisa que movía sus cabellos con extrema suavidad al compás de las hojas de los árboles y los columpios del aquel lugar. 

—Oye… —lo llamó luego de un rato, entusiasmada. —¿Qué quieres que cenemos? 

—Besos de chocolate —contestó sin pensarlo, con una sonrisa sugerente dibujada entre los labios. Pronto procesó lo que había dicho, sonrió aún más amplio. 

La idea le gustaba, y mucho... 

Ella asintió enérgicamente, captando la intención entre líneas del chico. Luego, como si flotaran en el aire, continuaron alejándose del parque para poder disfrutar de su propia dulzura a solas. 

Minutos después en el parque anocheció y en el suelo, como un viejo recuerdo, se encontraba un pequeño libro de cocina que yacía como testigo de aquel fantástico día desencadenante del afecto de dos jóvenes enamorados. 

Si todos los principiantes no lograban hacer chocolatina, entonces que todos fracasaran en el intento, pues con la dulzura de los besos recibidos, el fracaso no era más que una recompensa exitosa

viernes, 19 de agosto de 2011

Pretty Little Liars

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Título: Pequeñas Mentirosas
Autor: Sara Shepard
ISBN:9788498007282                        
Fecha de Publicación: 2011
Número de páginas: 256











 Tres pueden guardar un secreto si dos están muertos





Alison, Aria, Emily, Hanna y Spencer eran las mejores amigas hasta que Alison, la reina del instituto, desapareció sin dejar rastro. Tres años después, sus vidas vuelven a cruzarse cuando empiezan a recibir misteriosos mensajes firmados por «A». Unos mensajes que cuentan más de lo que a ellas les gustaría, cosas que solo la desaparecida Alison sabía.
Pero cuando el cuerpo sin vida de la reina del baile aparece, y las amenazas continúan, comienzan las preguntas: ¿Quién es ''A''? ¿Cuánto sabe en realidad? Y ¿qué pueden hacer cuatro pequeñas mentirosas para protegerse de la verdad?


Opinión:

La verdad pocas veces ocurre pero en esta ocasión ha pasado, el libro es peor que la serie. No se si será porque primero vi la serie pero tengo la sensación de que "A" no es tan escaloriante en el libro. Además muchas de las descripciones del libro son algo confusas, quizás sea yo.


Por favor si no habéis visto la serie recomendaría verla primero, al menos para que tengáis una idea más clara. Aunque me alegro de haber comprado el libro ya que por razzones obvias la serie omite muchos detalles curiosos de la infancia de cada una de las protagonistas y además en el libro como siempre podremos ver un punto de vista más cercano con las protagonistas. 


La portada original no me acaba de convencer por eso compré el libro en español con la portada de la serie. 


El punto a favor del libro es que trata temas que en la serie no se tratan como el racismo, la bulimia y otros temas.  El libro trata las cosas de manera muy lenta ya que el primer libro apenas abarca los 4 primeros capítulos de la serie. Hay otros detalles que me han sorprendido como que Emily y Spencer en el libro son rubias, la relación entre Aria y Ezra es mucho más fuerte en el libro y otros pequeños detalles sobre la misteriosa Alison.














Actualmente la serie cuenta con 9 libros en inglés en los que esta basada la serie, han tenido gran furor en Estados Unidos al igual que la otra serie de la escritora, The Lying Game. Se ve que a la escritora le gusta el tema de las mentiras y los secretos y para que mentir a nosotros también. Así que viendo lo mucho que me ha gustado la forma de escribir de esta autora y el hecho de que la trama me encanta compraré el resto de los libros seguro.


Así que si os gusta el misterio, la intriga y algo de estilo juvenil no se a que esperais os recomiendo tanto la serie como el libro.


¿Podrás escapar de las garras de A?






Leer un fragmento

lunes, 15 de agosto de 2011

Crónicas de la Atlántida

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Título: Crónicas de la Atlántida
Autor: Joaquín Londáiz Montiel
ISBN:9788484416876
Fecha de publicación:2010
Número de páginas:448












Vendrán abanderando los tres grandes: Fuerza, Sabiduría y Magia


Tres chicos normales de tres ciudades normales con vidas muy dispares uniran sus caminos en el suelo atlante cuando debido a la llamada de la profecía deban salvar al pueblo atlante y a su legado. Los anillos que protegen a la Atlántida de ser encontrada han sido robados, el rey no tiene herederos y el esplendor de la Atlántida parece realmente hundido bajo el mar.

En una avetura donde la magia, el ingenio y la fuerza deben permanecer unidas los rebeldes se alzaran contra la Atlántida, pero realmente son tan rebeldes, o serán los rebeldes los salvadores de la Atlántida que ahora al contrario que en su época de esplendor se muestra vaga y salvaje y dista mucho de la avanzada civilización que conoció Platón.

Un libro que nos recordará que no todos los secretos que creemos saber están ocultos debajo del mar.

OPINÓN

Es un libro que encantará a todos los fans de Percy Jackson ya que se podrían clasificar en el mismo género literario, una novela juvenil muy fiel a la mitología (no tan mitológica) del gran continente Atlante. Mitología que el autor transporta de manera brillante a la época actual pero sin hacer que esta pierda su encantador toque clásico.

El libro al principio se nos hará un tanto lioso, pero el autor a tenido el detalle de incluir un precioso mapita para aquellos que tenemos una pésima orientación espacial. Debo decir que incluir este material ayuda mucho a las fabulosas descripciones que hace el autor de cada uno de los parajes que recorren los protagonistas, algunos increíblemente tetricos y otros esplendorosos.

En lo personal adoro al protagonista, Tristán, tiene un carácter y una fuerzas increíbles con ese toque pasota que suelen tener todos los héroes y es que este joven italiano no podría representar mejor la fuerza del imperio romano con el encanto propio de los italianos. Además veremos como tiene algunos roces con damiselas a las que le encanta sacar de apuros, tengo muchas esperanzas puestas en este personaje para el segundo libro.

Del Villano Strafalarius, decir que realmente me da asco, ya sea por su aspecto albino o por su carácter altivo y señorial, es un personaje que me saca de quicio además su aura manipuladora y ese trauma de control total me repugna. Pero la verdad es que esta muy bien formada la idea de la Comunidad de magos de la Atlántida asi como sus poderes, es un detalle que el escritor se haya tomado las molestias de explicar de forma extendida pero repartida por todo el libro el funcionamiento de la magia.

En ocasiones el libro de se me ha hecho algo lento, y me he liado con los nombre pero he de reconocer que me ha encantado y que en cuanto pueda me haré con el segundo ejemplar, mis felicitaciones al autor, es lo mejor que he leído ultimamente de fantasía española.

viernes, 12 de agosto de 2011

Bookgger

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La verdad creo que ya le he comentado a mucha gente sobre este hecho, necesitamos una palabra para todos los bloggers literarios. Es una palabra que encuentro muy necesaria, sobretodo para aquellos que como yo pasemos horas y horas consultando infinidad de reseñas en distintos blogs literarios.

Bloggers y lectoras del mundo necesitamos la necesidad de la palabra: BOOKGGERS. De hecho y para hacer su entrada en nuestro vocabulario habitual de manera correcta presentaré ante todos vosotros la definición por la real academia de mi mente la definición de la palabra.
Bookgger:m. y f. Persona que mediante una herramienta de texto virtual publica distintos artículos relacionados con el ámbito literario.
Eso es todo así que recordar que siempre viene bien enriquecer nuestro vocabulario. Próximamete intenraremos que la RAE acepte la definición de tan necesaria palabra.

Página en Facebook

Hola

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Ahh no se porque pero no puedo publicar nuevas entradas en mi blog habitual, globos en el aire. De momento he creado este blog para guardar las reseñas que ya tenía hechas ya que aquí si que me deja publicar sin problemas.

Espero que se solucione pronto el problema ya que mi blog iba a llegar a las mil visitas y tenía 15 seguidores.

Espero pronto volver a globos en el aire